Tesla sigue imparable. Si el pasado 13 de marzo sus acciones ya subían como la espuma en cotización bursátil, ascendiendo de 240 dólares a 312 dólares por unidad, el 6 de abril recibía el impulso que le faltaba.
La empresa especializada en tecnología Tencent, de origen chino, confirmaba la compra de un 5% de Tesla, una operación que costó alrededor de 1.800 millones de dólares. En ningún momento se ponía en entredicho el dominio de la empresa por parte de Elon Musk, que sigue teniendo el 20% de la misma.
De hecho, lejos de suponer una acción que podría haberse considerado agresiva, se identificó como una inversión de avance en el mercado, que ha motivado un incremento en su cotización bursátil que lo ubica en una cifra cercana a los 51.000 millones de dólares, situando así a Tesla por encima de General Motors (cuya cotización se mantiene en los 50.000 millones de dólares) y consolidándose como la primera empresa automotriz de Estados Unidos, en lo que a capitalización bursátil se refiere.
La burbuja sigue ahí, dado que General Motors consigue una capitalización de 50.886 millones de dólares con un valor por acción de 34 dólares, mientras que Tesla ha llegado a los 50.950 millones de dólares con acciones que llegan a los 312 dólares la unidad.
Pese a todo, el futuro de Tesla parece prometedor. La empresa que fabrica coches 100% eléctricos mantiene en alza las cifras de venta y el objetivo de alcanzar el medio millón de vehículos vendidos en el año 2018.
Aunque las expectativas de crecimiento siguen al alza y la producción de modelos se intensifica, el verdadero problema que tiene Tesla a medio plazo es conseguir reducir los costes de desarrollo, para fabricar vehículos cuyo valor de mercado esté por debajo de los 35.000 dólares y conseguir así la expansión que está buscando.