En el mes de febrero de 2020, Toyota anunció el principio de un progresivo descenso de su producción internacional. Las fábricas de la firma japonesa iban parando su trabajo, conforme la pandemia seguía imparable extendiéndose por todo el mundo.
De China a Venezuela, desescalada de la producción
Toyota comenzó a parar máquinas en el mismo epicentro de la pandemia, en China. Poco a poco fue haciendo lo propio con el resto de fábricas en todo el mundo.
Su estrategia era arriesgada, pero necesaria. De los 5,63 millones de vehículos que consiguió fabricar en 2019, cada vez parecía más evidente que iba a ser imposible llegar a esta cifra en 2020. El sector del automóvil ha sido uno de los más castigados.
En mayo ya reportaban pérdidas por un 56,5%, tras un 51,1% en abril y un 17,6% en marzo, cuando todavía el virus no se había extendido totalmente por todo el planeta.
Ahora la situación parece normalizarse y todo indica que Toyota reinvertirá todo su poder empresarial, en reanudar la producción de coches en todas sus fábricas, siendo la última la de Venezuela.
Significativa inversión en Venezuela
El hecho de que Venezuela tenga la última fábrica del grupo japonés en reabrirse no es casualidad. La situación del país es delicada, tanto por el coronavirus, como también a nivel político y económico.
Sin embargo, todo parece indicar que en breve Toyota procederá a reinvertir lo necesario para que esta fábrica vuelva a producir automóviles lo antes posible.
Será también simbólico, para la marca y para el sector. Después de 5 meses de parón en todo el mundo, la reapertura de la fábrica de Venezuela simboliza la vuelta a la actividad en todos los países donde está presenta.
Toyota podría representar también la recuperación del sector automovilístico a nivel mundial, en un año en el que no se espera una alta rentabilidad de las operaciones.