El peor trimestre en muchísimos años se ha cerrado esta semana con un 31 de marzo que, desde luego, ha estado a la altura de las circunstancias. Enero pésimo, febrero también malo y un mes de marzo que si bien mostraba visos de recuperación, ha terminado de la peor forma posible.

Las razones pueden ser argumentadas desde diferentes puntos de vista, pero los fríos datos certifican una mala racha de forma indudable. El IBEX ha perdido en 3 semanas un 5,4% y ha cerrado el trimestre en una malísima cifra de 8.602 puntos. Teniendo en cuenta que hacía apenas un par de días que había rozado los 9.000 puntos, se confirma la tendencia de incertidumbre que parece acompañar a la Bolsa desde finales del año 2015.

¿Y cuáles son estas razones? Pues por un lado tenemos al petróleo en un entorno de desacuerdo entre Arabia Saudí e Irán, ya que el freno a la producción requiere lógicamente que todos los países de la OPEP estén participando en ella. Parecía que todos se sumaban al acuerdo, pero la falta de decisión de Irán ha encontrado una reticencia de Arabia Saudí que bloquea cualquier tipo de acuerdo, mantiene la producción al mismo nivel y, por tanto, sigue siendo uno de los escollos más importantes de la macroeconomía actual.

Asia también ha hecho de las suyas. Por una vez China daba cifras para la esperanza de un final de su descenso de crecimiento paulatino. Y es entonces cuando Japón hace acto de presencia y sus malísimos datos económicos han lastrado al resto de economías de la zona.

Incluso el dólar ha mostrado, después de varias semanas de fortaleza, signos de debilidad. Hasta tal punto ha sido la desconfianza con respecto a la divisa norteamericana, que cada vez es más probable una nueva subida de los tipos de interés, mucho antes de lo que se pensaba ya que se fijaba diciembre como fecha más próxima.