Las consecuencias del Brexit han afectado a la economía mundial, pero mientras el resto de países puede hallar el equilibrio en otros valores que les permitan seguir adelante, en lo referente a Inglaterra, son ellos mismos los que tendrán que realizar cambios no sólo para buscar una solución, sino para también aguantar los próximos años de grave crisis económica a la que se ven avocados.

Lo cierto es que el Banco de Inglaterra se ve incapaz de hablar de recesión económica. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) de momento sí ha reducido las previsiones del país, uno de los que mejores valores aportaba hasta el momento, de cara a 2017. De esta forma, la previsión de crecimiento de Reino Unido para el año que viene baja del 2,3% al 0,7% y no se puede descartar un nuevo reajuste de esta previsión de aquí a unos pocos meses, sobre todo en función de cómo se responda a las últimas medidas adoptadas.

El Banco de Inglaterra considera prioritario motivar a la economía del país, por lo que ha iniciado dos de las medidas más lógicas en este sentido. La primera de todas es también la más llamativa, porque consiste en la bajada de los tipos de interés al 0,25%, el valor más bajo en toda la Historia y también la primera variación de los tipos de interés desde hacía 7 años. Curiosa forma de romper este récord histórico cuando precisamente el verano de 2015 prometía una modificación en base a todo lo contrario, la extraordinaria salud de la economía británica y su estabilidad respecto al resto de países. Ese verano se decidió mantener los tipos de interés sin variaciones.

Junto a esta medida, también se pone en marcha la compra de bonos, 60.000 millones de libras en bonos del Tesoro (que ya tiene en circulación 435.000 millones de libras) y otros 10.000 millones de libras para bonos corporativos.