China ha presentado los valores de crecimiento en 2016 y, como era previsible, se mantiene dentro del margen de lo estipulado por el Gobierno y analistas. Del valor calculado entre 6,5% y 7%, y, pese a que sigue estando en mínimos históricos y decreciendo con respecto a años anteriores, lo cierto es que está más estable que nunca.

El estímulo económico de la administración pública, es lo que ha permitido que la economía china se salve un año más y todo parece apuntar a que en 2017 se repetirá la estrategia, aunque los objetivos parecen más lejos de alcanzarse.

Estrategias de estímulo económico

Entre las estrategias de estímulo económico que han funcionado hasta el momento destaca el gasto fiscal, el gasto en infraestructuras y, sobre todo, el buen estado del sector inmobiliario. El problema en 2017 es que el gasto fiscal y en infraestructuras no pueda mantener su nivel o, aún haciéndolo, no consiga generar los beneficios y estímulos que se plantean.

Igualmente nos encontramos en un año en el que la inflación va a ser generalizada en todo el mundo, lo que hace del débil yuan chino de los últimos meses una posible víctima de medidas restrictivas como los aranceles a importaciones con los que amenaza el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

El comercio electrónico, la economía familiar que está en mejor estado de media y la (remota) posibilidad de que la inversión privada crezca del actual 3,1% frente al 18% estatal, son los factores que permitirían teóricamente mantener la estabilidad económica en China durante un año más o, incluso, mejorar el rendimiento de los últimos años, pese a que un mayor crecimiento sigue siendo para los analistas, todavía una cuestión muy compleja de conseguir.