El actual presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha recibido la crítica de muchos políticos y responsables de política económica en la Eurozona, principalmente por la constante supervisión a la baja del crecimiento de casi todos los países miembros. Tan sólo España ha presentado una ligera recuperación en previsión de los próximos meses, aunque el propio FMI (Fondo Monetario Internacional) asegura que hasta que no se forme un Gobierno estable es difícil de prever cierta estabilización en los datos.

Regresando a Draghi, lo que principalmente se le está criticando al italiano es que las recientes medidas adoptadas con el fin de motivar la economía europea son restrictivas para muchos países, han llegado demasiado tarde y tienen demasiado control e influencia sobre los aspectos tanto económicos como políticos de los países a nivel interno.

Alemania es uno de los principales agentes críticos por parte de varias personalidades, que achacan la responsabilidad de Draghi y de sus políticas económicas sobre aspectos tan importantes actualmente en el país alemán como la inmigración, la falta de ahorro y la escasa inflación.

Curiosamente son estos argumentos muy similares a los utilizados por Reino Unido como justificación del referéndum del Brexit, que tendrá lugar el próximo 23 de junio y en el que los ciudadanos británicos decidirán si se quedan o no en la Unión Europea. Precisamente la limitación que supone en decisiones económicas y, en consecuencia, políticas pertenecer a la Unión Europea, es una de las mayores críticas hacia el proyecto europeo.

No obstante, la labor de Draghi no está exenta de apoyos. Tanto políticos como analistas avalan la gestión del presidente del BCE, sobre todo en lo que se refiere a las últimas medidas aportadas, dado que están seguros de que reactivarán la economía para un futuro más estable en muy pocos meses.