El sector de la mensajería está creciendo inseparablemente con el del comercio electrónico que, año tras año, refleja unos ratios de ingresos y evolución absolutamente increíbles. Pero mientras el e-commerce compite digitalmente con entornos de compra online, en los que el marketing y la usabilidad en dispositivos móviles parecen constituir la piedra angular sobre la que apoyarse, la mensajería tiene otros problemas bien diferentes.
Las empresas de mensajería se ven obligadas a una inversión constante y, en la medida de lo posible, también innovadora para hacer frente tanto a una competencia en aumento como también a unas necesidades cada vez más exigentes por parte de los usuarios.
Esto se traduce principalmente en una inversión sobre todo económica dirigida a la logística, que constituye la base de todo el sector de mensajería. Tanto las instalaciones generales como todos los aspectos relacionados con dicha logística, son los principales destinos de una inversión que va en aumento en cada periodo.
No es casualidad, por tanto, que el sector de la mensajería sea el segundo en crear empleo a lo largo del año salvo en Navidades, cuando no tiene rival. El crecimiento de facturación en algunas empresas conocidas como SEUR alcanza anualmente un 25%, ratio de considerable magnitud teniendo en cuenta que las cifras alcanzan los cientos de millones de euros en un sector en auge como éste.
La inversión tampoco es ajena para el consumidor, que está dedicando cada vez más parte de la economía familiar al comercio electrónico. En el año 2015 se superaron los 20.000 millones de euros en aproximadamente 300 millones de transacciones realizadas.
No obstante, también es importante distinguir que de estas operaciones, sólo el 30% correspondía a productos físicos que requerían un servicio de mensajería, mientras el resto pertenecían a otros sectores como la venta de entradas o reservas de diferente tipología.