Los centros financieros suelen tener a los ejecutivos y directivos hasta altas horas de la madrugada con decisiones y reuniones que suponen el futuro de empresas de todos los tamaños (más grandes que pequeñas), aunque la mayoría de los días la jornada termina apacible.
No será este próximo jueves 23 de Junio, porque lo cierto es que es muy posible que miles de profesionales no consigan pegar ojo, ya sea por euforia o por terror ante el futuro que se avecina.
En los libros de economía esta fecha será marcada junto al nombre de la ciudad de Londres y de toda Inglaterra en general, porque está en duda el futuro de la economía mundial. Se celebra un referéndum en territorios británicos, el Brexit, en el que se pregunta a los ciudadanos si Reino Unido debe continuar en la Unión Europea o ser económicamente independiente al 100%, con políticas propias en cualquier materia de Estado.
Ya hemos hablado previamente de cómo se lo han tomado algunas empresas e instituciones. Lo cierto es que organizaciones de prácticamente todos los sectores han clamado por un apoyo a la Unión Europea y por la continuidad del país como uno de los estados más importantes de esta coalición económica.
Pero el miedo se ha llegado a apoderar del discurso. Una gran parte de los empresarios y políticos que han declarado públicamente dicho apoyo, también han avisado del peligro económico que supone del país, algo que ha supuesto la devaluación de la libra por valores muy inferiores a lo esperado, llegando a un par GBP/USD de 1,4011 en mínimos.
Estos últimos días las encuestas han mostrado un mayor apoyo hacia la continuidad en la Unión Europea, tanto por la campaña a favor de ello como por el triste asesinato de la diputada laborista Jo Cox que, si bien no parece directamente relacionado, al menos apaciguó el tono de la campaña de ambos bandos y calmó los ánimos ante un referéndum que debe decidirse de forma convencida y tras un razonamiento pausado y estable. Se trata de la decisión más importante de Reino Unido en lo que llevamos de siglo.