Vimos antes de terminar 2016 qué divisas habían sufrido más estos últimos 12 meses, de manera que la libra esterlina, la lira turca o el peso mexicano cerraban un bochornoso ranking de las peores del año.
Pero mientras que Reino Unido afronta con esperanzas 2017 y Turquía no depende tanto de consecuencias económicas como políticas y militares, el peso mexicano sí está metido en una vorágine económica en la que empresas, gobierno, inflación y aranceles son los conceptos que más van a tener que gestionarse durante este año.
Ford apuesta por Trump
Si el peso mexicano terminó 2016 con unas pérdidas del -17,66%, esta primera semana la situación se ha agravado hasta un 3% más. La razón la encontramos en una decisión de Ford por la que anula la inversión propuesta de 1.600 millones de dólares en el país para abrir una nueva fábrica.
Puede parecer que una decisión estratégica de Ford no tiene que influir en la divisa mexicana y es cierto, pero lo que realmente influye es el motivo por el que se toma esta decisión. El presidente electo en Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con una sanción arancelaria que recortaría en un 35% los beneficios de las empresas automovilísticas que decidan fabricar sus automóviles en México.
Ford, que podría haber obtenido apenas un 40% por esta inversión, reconoce el peligro económico que supondría este arancel y decide anular esta inversión y destinar 700 millones de dólares a personal y trabajo cualificado en una fábrica de Michigan, para mejorar la innovación en I+D en relación al coche eléctrico.
Con la industria del motor dando la espalda a México y el presidente republicano fortaleciendo la presión hacia quien invierta en el país vecino, la divisa no han podido soportar el empuje y se ha visto devaluada de forma alarmante durante estos días.